Genial artículo. La capacidad del capitalismo para absorver cualquier lucha y convertirla en mero consumo es espectacular. El problema, al fin y al cabo, es que a la mayoría de la población la política le interesa más bien poco. Tras años de reclusión en armarios, persecución y vergüenza muchos se quedarán satisfechos con poder hacer su fiesta y que sea reconocida por la ‘gente normal’, y por gente normal, me refiero al sistema, régimen, o como se le quiera llamar; sin ganas de plantearse si en el fondo se están aprovechando de ellos o si políticamente es lo más legítimo. Entiendo -supongo que lo entiendo, pues soy heterosexual- que la mayoría quiere hacer su vida tranquilamente sin meterse en berenjenales políticos («no quiero replantearme la sociedad, sólo quiero ser normal como los demás»); pero que sea comprensible no quita que sea pernicioso.
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